Conservación del queso

Cada tipo de queso puede requerir de condiciones específicas de conservación pero podemos seguir unas pautas que de modo general nos pueden servir para propiciar ambientes de conservación más adecuados.
Para una buena conservación del queso los dos parámetros que tendremos en cuenta son: temperatura y humedad.
Se recomienda realizar la conservación en el frigorífico.
Lo aconsejable es consumirlo lo antes posible, sobre todo cuando más blanda sea la textura del queso.
Lo guardaremos en la parte baja del frigorífico, envuelto con papel parafinado, sin apretarlo demasiado para que no se acumule el calor dentro. Cuando lo queramos conservar más tiempo, lo mantendremos en la parte media del frigorífico, envolviéndolos previamente, por ejemplo, en un paño de algodón humedecido para evitar que se resequen.

Temperatura
La temperatura constituye uno de los factores más importantes en la conservación del queso. Las temperaturas bajas pueden provocar que se endurezcan o formen grietas. Por otro lado las temperaturas elevadas pueden hacer que el queso sude y favorecer el crecimiento de moho.
De este modo en los quesos de tapa dura, la temperatura idónea de conservación oscilan entre los 8-12 ^oC, y entre 4-8 ^oC en el caso de los quesos de tapa blanda, en todos los casos el porcentaje óptimo de humedad oscila en torno  al 85-90%.
En el caso de los quesos frescos, blandos y quesos crema, dada su elevado contenido en humedad el porcentaje de crecimiento de microorganismos aumenta, debiendo ser conservados en refrigeración en torno a 2-5 ^oC.
A la hora de realizar su consumo la temperatura es también un factor importante, debiendo ser atemperados los quesos para poder disfrutar de todo su sabor. Siendo la temperatura en torno a los 18-20ºC la ideal para el consumo de los quesos blandos y de 22-24 ^oC para los quesos de pasta dura o semidura. Siempre teniendo en cuenta la dureza de la pasta de queso y su tamaño, para estimar el tiempo de atemperado. 
 

Tiempo de conservación
En general, cuanto más dura es la pasta del queso y más grasa su leche, mejor será su conservación.

En el caso de quesos de tamaño pequeño, poco curados y de tapa blanda es conveniente conservarlos durante no más de 15 o 20 días. En el caso de quesos de curados y de tapa dura pueden ser conservados durante meses.

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